top of page
Buscar

Me Rindo Todo

  • Foto del escritor: Christy Davis
    Christy Davis
  • 7 mar 2023
  • 3 Min. de lectura

Filipenses 4:11-13 (LBLA) - No es que hable por necesidad, porque he aprendido a estar contento en cualquier circunstancia que me encuentre. sé arreglármelas con poco, y también sé vivir en la prosperidad; en todas y cada una de las circunstancias he aprendido el secreto de saciarme y pasar hambre, tanto de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (El Mensaje vs. 13: Todo lo que tengo, dondequiera que esté, puedo hacerlo a través de cualquier cosa en Aquel que me hace quien soy).

¿Qué significa entregarlo todo? ¿Entendemos siquiera ese concepto? Cuando miramos el último ejemplo de rendición, debemos mirar a Cristo. Filipenses 2:8 dice: “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte: muerte de cruz”. ¿Alguna vez hemos pensado realmente en rendirnos hasta ese punto o estar dispuestos a rendirnos a Los discípulos lo hicieron. Sacrificaron todo, incluso sus vidas, por el bien del evangelio y, sin embargo, lucho por levantarme del sofá para ir a la iglesia.


Cuando leemos Filipenses 4:11-13, todos queremos: 'Todo lo puedo en Cristo que me fortalece', pero no prestamos mucha atención al comienzo de ese pasaje. Pablo está hablando de estar contento mientras estuvo en prisión. La prisión para Pablo era muy diferente a la prisión en la que pensamos hoy. Lo más probable es que fuera una habitación de piedra sólida donde estaba literalmente encadenado. Estaba contento de estar allí. Su fuerza que encontró en Cristo en esa circunstancia comenzó con su total y total entrega a lo que Dios quería hacer en Su vida. ¿Alguna vez has podido orar: "Dios, haz lo que quieras en mi vida, aunque sea incómodo?"


Creo que cuando llegamos a un lugar donde estamos sirviendo a Dios y se vuelve incómodo. Ahí es cuando debemos confiar en Él. Creo que esa es una de las razones por las que pasamos por dificultades. El deseo de Dios por encima de todo es que vivamos en una relación cercana con Él.


El año que pasé en Panamá fue un tiempo insoportablemente doloroso para mí, lo cual sé que suena raro porque estaba en el campo misionero. Sin embargo, estaba luchando para permitir que Dios derribara los muros que había puesto alrededor de mi corazón por angustias pasadas, a fin de que Él me preparara para mi futuro esposo. Tuvo que llevarme a un lugar donde estuviera completamente solo para pasar por este proceso. Con esas paredes levantadas, no estaba en condiciones de permitir que un hombre me amara. A Dios le tomó un año solo a Él y a mí derribar esos ladrillos uno por uno antes de que yo fuera libre para permitir que el amor entrara en mi vida. Comparto esa historia porque nunca he estado más cerca de Dios que en esos momentos. Hubo momentos en los que casi podía sentirlo físicamente sosteniéndome y hablándole a mi espíritu. Le había dicho que quería que Él hiciera lo que fuera necesario para llevarme al lugar de encontrar al hombre con el que quería que me casara. Le había entregado completamente esa parte de mi vida a Él.


Recientemente tuve que lidiar con otra área de rendición en mi vida, y me tomó demasiado tiempo decidir hacerlo. Creo que en parte porque recuerdo la última vez que me rendí por completo, y fue una de las cosas más difíciles por las que he tenido que pasar. Rendirse nunca es fácil. No es algo natural para nosotros darle el control de nuestra vida a otra persona o nunca lo ha sido para mí. Nuestra obediencia a Cristo debe ser completa; debe ser en cada área de nuestra vida y con total desprecio por lo que pueda suceder. Seguir a Cristo no es cuestión de hacer tratos con Él. No podemos decir: "Señor, haré todo lo que me pidas, mientras las cosas no se pongan difíciles". Nuestra vida sacrificial debe ser hasta el punto de estar contento en todas las circunstancias. Esa es la encarnación de rendirlo todo.


Todo a Cristo yo me rindo, lo que tengo, lo que soy.1

Pues le amo, en Él confío, por su gracia al cie - lo voy.

Todo a Cristo me presento cual humilde servidor, Y mi vida le ofrendo, pues al mundo muerto soy.

Todo cuanto tengo, todo lo que soy, ¡Oh, Señor, a Ti me ofrezco y me rindo hoy!

Ni un paso sin su ayuda tengo fuerzas para dar, Su promesa me asegura: “Bástate mi gracia ya”.

Su Espíritu divino me consuela, me da paz; Me sostiene con cariño y por fin veré su faz.


 
 
 

Comments


  • Facebook
  • Instagram

Contacto

Formulario de suscripción

Mis fallas a la perfección de Cristo

Un blog de aliento cristiano

©2020  por mi falla a Cristo la perfección. Orgullosamente creado con Wix.com

bottom of page